1.- Porque Dios nos ha elegido y
bendecido antes de la creación del mundo; nos ha hecho realmente sus hijos en
Jesús;
2.-
Porque acompaña nuestra existencia, dándonos su Palabra, sus enseñanzas, su
gracia y su Espíritu
3.- Porque podemos confiar en su perdón cuando nos
equivocamos de camino.
Él es un Padre bueno, que no abandona,
sino que sostiene, ayuda y salva con una fidelidad que sobrepasa infinitamente
la de los hombres.
Nos ha dado a su Hijo para que
seamos hijos suyos y nos ofrece el Espíritu Santo para que podamos llamarle, en
verdad, «Abbá, Padre» (Papi, papito).
Su grandeza como Padre
omnipotente se manifiesta plenamente sobre la cruz gloriosa de su Hijo.
No es una fuerza arbitraria que
cambia los acontecimientos o anula el dolor, sino que se expresa en la
misericordia, en el perdón, en la incansable llamada a la conversión y en una
actitud de paciencia, mansedumbre y amor.
Palabras del papa Benedicto XVI en la audiencia del 30 de Febebrero de 2013
Palabras del papa Benedicto XVI en la audiencia del 30 de Febebrero de 2013